Raul Clyde, la ‘sorpresa’ del Holika

El artista valenciano, una de las promesas del reguetón español, inaugura el festival.

Estaba entre las principales apuestas de los ‘holikers’ para inaugurar el festival y una vez más la han clavado. Raul Clyde, una de las promesas del reguetón español, inauguró a las seis de la tarde el Holika de Calahorra. Lo sentimos por los que tenían claro que sería Omar Montes y por los que incluso soñaron con Rauw Alejando o Bad Bunny. Aunque todo se andará, porque Holika es ya otro nivel y nunca se ha puesto límites. «Gracias a los que han venido sin saber quién era», decía Raul Clyde después de su primer tema, con camiseta, bermudas y gafas de sol. Es decir, el habitual ‘outfit’ de un festival de música urbana y que a las cuatro y media de la tarde de este jueves contaba con largas filas en el entorno de la catedral para acceder al recinto.

Clyde debutó en el Holika con grupo de baile y ‘perreo’. El calor apretaba y abanicarse se hacía vital. De hecho, la organización había sacado antes una mangueras para refrescar al público. Y también Raul Clyde se ‘armó’ de pistolas de agua para mojar a los asistentes.

Desmayos

A pesar de ello, varios jóvenes sufrieron desmayos y golpes de calor, por lo que tuvieron que ser evacuados de la zona donde se concentraba el público. Algunos de ellos fueron atendidos dentro de la torre de Red Bull, frente al escenario.

Raul Clyde, que se ha convertido en colega más que compañero de Saiko, quien por cierto fue el artista sorpresa de la pasada edición, interpretó ‘Diesel’, ‘BCN’, ‘Joyyy’ y otros temas en los que colabora con Justin Quiles y el propio Saiko. Su concierto acabó con cañonazo de confetis, que enmarcaron la inauguración de esta sexta edición del Holika, que contó por segundo año con la Legión VI Victrix de Paso Viviente y su grupo de baile como maestros de ceremonias. Los soldados y las bailarinas de Mercafórum, otro de los eventos mas multitudinarios en Calahorra durante la Semana Santa, trasladaron el festival a la época romana. Algo que se ha convertido en una de sus señas de identidad, la cual se ha visto reforzada con la tematización de sus dos escenarios en la época romana. Así, entre columnas, estatuas y capiteles se da forma a un espacio «donde los artistas se convierten en magos musicales», como decía la voz en off que, después del tres, dos y uno, presentaba el festival.